"¿Es real la fantasía? Los mundos futuros surgen de ella y, en nuestras creaciones, vive la libertad" Jojo, Historia de un saltimbanqui.

lunes, 20 de febrero de 2012

Enseñando a vivir, aprendiendo a disfrutar

Hay personas que te enseñan a vivir. Él era una de esas personas. Nunca he conocido a nadie tan vitalista como mi iaio (lo siento, a él la palabra "abuelo" no le va nada). Siempre estaba de buen humor, pasara lo que pasara; y pasaba mucho. Estaba muy enfermo, pero nadie podía imaginar que lo estuviera. Se bebía la vida, en el buen sentido de la palabra. Disfrutaba de todo lo que hacía, y pocas veces se quejaba. Aprovechaba cada segundo de su tiempo, tenía 82 años y justo eso es lo que ha vivido, 82 años. Otros ni se imaginan poder vivir tanto; y no me refiero a la edad. Yo tengo 28 años (mira, el mismo número pero al revés) y no creo que haya vivido 28 años. No siempre he aprovechado mi tiempo hasta el límite de exprimir cada instante. Ahora sí, o si no, al menos, lo intento. Porque ese es el legado que nos ha dejado a todos los que le conocimos.

Con su sonrisa y su saber estar, siempre por bandera, nos daba lecciones a cada paso, sin saberlo y sin pretenderlo. El tío Boro, como le llamaban sus amigos, siempre encontraba algo que hacer, algo por lo que seguir adelante, aunque sólo fuera hacerse 70 km en coche para comerse un bocata y volver a casa. Si eso le hacía feliz, él lo hacía. Y si algo te hacía feliz a ti, te ayudaba a conseguirlo. Porque no sólo sabía vivir sino que también sabía enseñarte a vivir. Quizá fuera su nombre, "Salvador", lo que le confirió esa extraña cualidad para, precisamente, salvarte de la apatía. Con él, no existía el aburrimiento porque nada era tedioso.

Ahora, solo espero poder estar a la altura, y cumplir con mi aprendizaje. Ahora, aprendiendo a soñar se queda corto, porque tengo que seguir aprendiendo a vivir sin el mejor ejemplo. Un ejemplo que, espero, no se me olvide jamás.

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