"¿Es real la fantasía? Los mundos futuros surgen de ella y, en nuestras creaciones, vive la libertad" Jojo, Historia de un saltimbanqui.

miércoles, 25 de enero de 2012

Me encantan los gerundios (Gerundiando)

Aprendiendo a soñar. Así titulé mi blog. ¿Por qué utilicé un gerundio? Me he dado cuenta de que me encantan.

El otro día, mi hermana me regaló algo precioso. Era un suéter con mensaje. Últimamente me regalan cosas así, mi mejor amiga, sin ir más lejos, me regaló estas navidades 2 cajas de galletas repletas de mensajes. Pero bueno, a lo que iba, el mensaje de mi hermana decía “las ilusiones te llevarán lejos”. Me hizo sonreir. Lo había bordado ella y además de bonito, era muy original. Así que mi mente comenzó a rumiar. Pensé, que podría hacerle un blog, o una página web, algo donde ella pudiese mostrar lo que hace. Y enseguida, pensé en un título (tengo obsesión por los títulos). Como no, comenzaba con un gerundio.

No tengo mucho que hacer estos días y, quizá por eso, me puse a darle vueltas… El gerundio, esa gran forma verbal. ¿Por qué me gusta tanto? Creo que es algo sencillo. Implica que ya estás en ello, que te has metido de lleno y ya lo estás haciendo. Aprendiendo, bordando, queriendo, amando, odiando… No te quedas al margen. Pensando en todos estos gerundios se me acaba de venir a la cabeza el título de una película “Deseando amar” Un título así no puede dejar indiferente a nadie. Por supuesto, la película tampoco, es preciosa. Pero a lo que voy, esas dos palabras juntas son tan impactantes y tan bellas que funcionan, cumplen su cometido, venden. El gerundio llega a nosotros como algo que ya está pasando y, por tanto, que es real, que existe. Implica acción, movimiento y esfuerzo. Es para mí, la forma verbal más viva. Sí, ahora mismo estaréis pensando que se me ha ido la olla y puede que tengáis razón. Pero yo también. Vosotros estáis pensando o, como mínimo, leyendo. Yo me quedo un rato más reflexionando, o como me gusta llamarlo ahora, gerundiando.

jueves, 19 de enero de 2012

Aprendiendo a Soñar

Este es el momento. Ahora o nunca. Es tiempo de empezar a soñar. Porque valemos, aunque nadie nunca nos lo diga, valemos mucho. Después de cuatro años en un limbo que parecía estable, esto se desmorona. Porque esa estabilidad nunca había sido tal.

Aquello fue como empezar la casa por el tejado; y todos nos creímos a salvo, porque estábamos resguardados de la lluvia. Pero cuando vino la tormenta no había cimientos que aguantaran ese techo ficticio y, ahora, a la intemperie, nos lamentamos.

Pero no es momento de lamentarse sino de entender que, ahora, podemos ver el sol, que somos libres y que tenemos mucho camino por delante. Mucho por hacer y mucho que aprender. Aprender a soñar, aprender que nosotros podemos conseguir metas mejores, que ese limbo se nos quedaba pequeño y que esto, que ahora nos preocupa y nos aterra, es la mejor oportunidad que tenemos para, de verdad, salir adelante.