Aquello fue como empezar la casa por el tejado; y todos nos creímos a salvo, porque estábamos resguardados de la lluvia. Pero cuando vino la tormenta no había cimientos que aguantaran ese techo ficticio y, ahora, a la intemperie, nos lamentamos.
Pero no es momento de lamentarse sino de entender que, ahora, podemos ver el sol, que somos libres y que tenemos mucho camino por delante. Mucho por hacer y mucho que aprender. Aprender a soñar, aprender que nosotros podemos conseguir metas mejores, que ese limbo se nos quedaba pequeño y que esto, que ahora nos preocupa y nos aterra, es la mejor oportunidad que tenemos para, de verdad, salir adelante.
Me gusta mucho tu blog! El continente y más todavía el contenido!! Sigue así!!
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